“El relato que se publica a continuación fue hallado por mí entre los papeles privados del ciudadano alemán B. K., de quien fui abogado, amigo y confidente, durante los diez últimos años de su vida, que le correspondió vivir en nuestro país, a consecuencia de la persecución desatada por el régimen nazi contra los no arios, así fuera remota la ascendencia israelita, como en este caso.
El manuscrito original está escrito en lengua francesa, en una letra menuda y nítida, casi sin ninguna enmendadura, como si hubiese sido redactado primero en borrador y puesto luego en limpio, con todo esmero, por su propio autor.
Muchas veces me he preguntado qué motivo pudo tener mi amigo B. K. para escribir esta historia tan trivial en forma de relato y por qué escogió para hacerlo un idioma que no era el suyo. Después de muchas conjeturas, me atrevo a aventurar la hipótesis de que estas memorias, que en ninguna forma debían estar destinadas a la publicidad, fueron escritas durante el confinamiento de su autor en el campo de reclusión de subditos del eje totalitario en Fusagasugá, con el objeto de distraer sus ocios y poner un lenitivo a las penalidades del cautiverio. Es extraño, sí, que no lo hiciera en lengua alemana, pero éste, que parece un capricho, quizá pueda justificarse por el comprensible deseo de su autor de no ver expuesto su escrito a la curiosidad de sus compatriotas, compañeros de infortunio. Dentro de la intimidad en que se vive en la forzosa reclusión, cualquiera otro de los confinados hubiera podido leer el relato de B. K. y enterarse de algunas pequeñas confidencias de su vida, y B. K. bien podía creer que adoptando un idioma distinto del materno iba a poder conjurar en parte semejante riesgo.” Alfonso López Michelsen. (Del prólogo)
Alfonso López Michelsen, Bogotá, 1913–2007
El manuscrito original está escrito en lengua francesa, en una letra menuda y nítida, casi sin ninguna enmendadura, como si hubiese sido redactado primero en borrador y puesto luego en limpio, con todo esmero, por su propio autor.
Muchas veces me he preguntado qué motivo pudo tener mi amigo B. K. para escribir esta historia tan trivial en forma de relato y por qué escogió para hacerlo un idioma que no era el suyo. Después de muchas conjeturas, me atrevo a aventurar la hipótesis de que estas memorias, que en ninguna forma debían estar destinadas a la publicidad, fueron escritas durante el confinamiento de su autor en el campo de reclusión de subditos del eje totalitario en Fusagasugá, con el objeto de distraer sus ocios y poner un lenitivo a las penalidades del cautiverio. Es extraño, sí, que no lo hiciera en lengua alemana, pero éste, que parece un capricho, quizá pueda justificarse por el comprensible deseo de su autor de no ver expuesto su escrito a la curiosidad de sus compatriotas, compañeros de infortunio. Dentro de la intimidad en que se vive en la forzosa reclusión, cualquiera otro de los confinados hubiera podido leer el relato de B. K. y enterarse de algunas pequeñas confidencias de su vida, y B. K. bien podía creer que adoptando un idioma distinto del materno iba a poder conjurar en parte semejante riesgo.” Alfonso López Michelsen. (Del prólogo)
Alfonso López Michelsen, Bogotá, 1913–2007
Enlaces de referencia
El hombre de La Cabrera - Jorge Orlando Melo [html]
El hombre de La Cabrera - Jorge Orlando Melo [html]
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