De los veinticinco capítulos que integran los dos tomos de la obra en que Mollien consigna las impresiones de su viaje a Colombia, casi la mitad están consagrados al examen del estado político y social de la República recién nacida a la vida independiente y el resto a la descripción, monótona y habitual de ese género de trabajos, del viaje de Cartagena a Bogotá por Turbaco y Barranca de la clásica subida del Magdalena, que en esos tiempos se hacía en piragua hasta Honda; y del trayecto por tierra, a lomo de mula, desde esa ciudad hasta la capital.
Completa el autor la descripción de Colombia con la narración de una excursión a la provincia de Socorro y del viaje de regreso a Europa, por Cali y Popayán a Buenaventura, y de aquí por mar a Panamá y la Jamaica. Es de advertir que la descripción que hace de Quito, donde no estuvo, y del camino de Quito a Cuenca la toma del viaje de un bogotano –Viaje de Caldas, manuscrito, 1805– por considerar interesante conocer la opinión de un colombiano sobre esa parte de su país y de sus compatriotas.
El autor, que tenía veintisiete años cuando realiza el viaje a Colombia y que ya estaba hecho a esas peligrosas aventuras que entonces solían constituir parte integrante y casi inevitable de los viajes, emprende el suyo a estas tierras, embutido de las ideas de la vieja Europa y en especial de la Francia de esa época, cuya dinastía, que más que rancia podríamos llamar apolillada, no mira con buenos ojos, ni mucho menos, las victorias del Libertador y el nacimiento a la vida independiente de todos estos nuevos Estados, que todavía pugnaban por emanciparse de la metrópoli; ideas que consideran que una revolución política no podría llevarse a cabo en esas regiones. Viene, pues, nuestro viajero a ver en qué modo y hasta qué punto un pueblo que en gran parte vive en medio de "soledades tan espantosas como las de África" había proclamado y hecho suyos unos principios políticos que parecían serle del todo extraños.
Pero aparte de esta finalidad de carácter puramente especulativo, también animan al autor otras de orden concreto y práctico; el estudio del comercio con Francia, las posibilidades de incrementarlo y de contrarrestar la preponderancia que día a día va adquiriendo Inglaterra, a la que califica de nación rival marcado eufemismo en boca de un francés que a cada paso deja entrever que no podía haber olvidado la oposición, unas veces armada y otras política, pero constante, que durante el siglo XVIII y los años que iban trascurridos del XIX caracterizan las relaciones entre ambos países.
Con respecto a la independencia de Colombia no abriga dudas de que esté consolidada, sobre todo, dice, cuando una gran nación europea –Inglaterra– la ha tomado a su riesgo y ventura.
Pero no es ya tan optimista en lo que se refiere a las instituciones de que la dotó Bolívar, pues considera que éstas, por ser obra personal del Libertador, están ligadas indefectiblemente a la suerte del caudillo, y no descarta la posibilidad de que, desaparecido éste, la gran República de Colombia se constituya en estado monárquico, naturalmente opuesto a los gobiernos democráticos. (Del Prólogo)
Gaspard–Théodore Mollien – Viaje por la República de Colombia en 1823 [pdf]
Gaspard–Théodore Mollien
Viajeros por Colombia
Ilustración:
"Dame de la Cordillére. Dame de plaines"
(Dama de la Cordillera. Dama de la Sabana) Mollien, Gaspard Théodore, Conde de.
Grabado. 14,2 x 9 cm, color
Publicado en: Mollien, Gaspard Théodore, Conde de Voyage dans la République de Colombia, en 1823. Ouvrage accompagné de la carte de Colombia et orné de vues et de divers costumes. París, Arthus Bertrand, 1824, p. 135a
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